En los distintos foros que participé a nivel local, estatal y nacional; dije, desde un principio que el problema de invasión de esferas que arbitrariamente se venía realizando desde hacía años, debería ser resuelto. Ante la cerrazón de la autoridad local el problema llegó a niveles insospechados y tuvo toda la atención de la prensa nacional. Fue El Universal en pluma de Esteban Moctezuma quien da la primera nota.
El Universal
El gran diario de México
Sabor a rancio!
Esteban Moctezuma Barragán
13 de junio de 2008
Muchos mexicanos estamos saturando nuestra capacidad de asombro aunque nos encontramos a veces con problemas que nos vuelven a sorprender. Mientras el centro de nuestra nación se encuentra comentando hasta la saciedad la remoción de Santiago Creel, en algunas regiones de nuestro territorio suceden cosas que nos deben encender un foco rojo sobre actitudes que inhiben muchas actividades económicas en un mundo global.
Atrás de la postura sobre reformas de ley o proyectos de infraestructura, existen en México actitudes que debemos modificar o nunca avanzaremos. Un claro ejemplo de ello es que acaba de aplicarse la Ley de Transporte del estado de Baja California Sur, cuyo objeto es otorgar el monopolio de transporte de los turistas en Los Cabos, exclusivamente a los taxistas.
No estamos hablando de la exclusividad de trasportar a los pasajeros del aeropuerto a sus hoteles o casas. Estamos hablando de que si se organiza una convención para un grupo de mil personas, no pueden ya ser trasladados en autobuses o grandes vehículos de transportistas a un restaurante, sino solamente en taxis. Así, al terminar la cena ¡habrá una cola de mil personas en la calle esperando suficientes vehículos para ser regresados a su hotel a descansar!
La norma se está aplicando con tal fuerza que cualquier vehículo que transporte huéspedes a un hotel es detenido antes de entrar al mismo y se le exige la licencia al conductor. No una identificación por razones de seguridad, la licencia. No vale la credencial de elector, la licencia. Sin autoridad alguna, los empleados de los hoteles se han transformado en policías de tránsito para garantizar que ningún vehículo que no sea un taxi sindicalizado pueda dar el servicio de transporte a los huéspedes.
Atrás de este problema está una disputa de años entre empresas privadas y el sindicato de taxistas por el mercado turístico de Los Cabos. De lo que no se percata el genio al que se le ocurrió prohibir la prestación del servicio de transporte a cualquier agente que no sea taxista sindicalizado es que lejos de lograr una mejor calidad de vida para el gremio, provocará una estampida del mercado turístico fuera de Baja California Sur.
La decisión de ir o no a Los Cabos para un turista o grupo nacional o extranjero no es una decisión firme, sino sujeta al servicio, a la belleza del lugar y a las facilidades para pasar unos días agradables. Hace unos días dejó de cumplirse la primera premisa.
En muy poco tiempo, Los Cabos va a empezar a ser borrado de la lista de destinos recomendados para llevar grupos y convenciones. El monopolio del transporte terrestre provocará que todo el esfuerzo de los habitantes de Los Cabos, de los que tienen un comercio, un restaurante, o que prestan un servicio, trabajan artesanías, llevan a los turistas en lanchas o los bajan a bucear, de los inversionistas y de los empleados de cientos de negocios, vean desplomarse el turismo ante la torpeza de una medida que sabe más a sociedades de un autoritarismo rancio que a comunidades con visión de futuro.
Sin duda, para lograr consensos nacionales todavía hay mucho que hacer para lograr cambios de actitudes.
emoctezuma@tvazteca.com.mx
El gran diario de México
Sabor a rancio!
Esteban Moctezuma Barragán
13 de junio de 2008
Muchos mexicanos estamos saturando nuestra capacidad de asombro aunque nos encontramos a veces con problemas que nos vuelven a sorprender. Mientras el centro de nuestra nación se encuentra comentando hasta la saciedad la remoción de Santiago Creel, en algunas regiones de nuestro territorio suceden cosas que nos deben encender un foco rojo sobre actitudes que inhiben muchas actividades económicas en un mundo global.
Atrás de la postura sobre reformas de ley o proyectos de infraestructura, existen en México actitudes que debemos modificar o nunca avanzaremos. Un claro ejemplo de ello es que acaba de aplicarse la Ley de Transporte del estado de Baja California Sur, cuyo objeto es otorgar el monopolio de transporte de los turistas en Los Cabos, exclusivamente a los taxistas.
No estamos hablando de la exclusividad de trasportar a los pasajeros del aeropuerto a sus hoteles o casas. Estamos hablando de que si se organiza una convención para un grupo de mil personas, no pueden ya ser trasladados en autobuses o grandes vehículos de transportistas a un restaurante, sino solamente en taxis. Así, al terminar la cena ¡habrá una cola de mil personas en la calle esperando suficientes vehículos para ser regresados a su hotel a descansar!
La norma se está aplicando con tal fuerza que cualquier vehículo que transporte huéspedes a un hotel es detenido antes de entrar al mismo y se le exige la licencia al conductor. No una identificación por razones de seguridad, la licencia. No vale la credencial de elector, la licencia. Sin autoridad alguna, los empleados de los hoteles se han transformado en policías de tránsito para garantizar que ningún vehículo que no sea un taxi sindicalizado pueda dar el servicio de transporte a los huéspedes.
Atrás de este problema está una disputa de años entre empresas privadas y el sindicato de taxistas por el mercado turístico de Los Cabos. De lo que no se percata el genio al que se le ocurrió prohibir la prestación del servicio de transporte a cualquier agente que no sea taxista sindicalizado es que lejos de lograr una mejor calidad de vida para el gremio, provocará una estampida del mercado turístico fuera de Baja California Sur.
La decisión de ir o no a Los Cabos para un turista o grupo nacional o extranjero no es una decisión firme, sino sujeta al servicio, a la belleza del lugar y a las facilidades para pasar unos días agradables. Hace unos días dejó de cumplirse la primera premisa.
En muy poco tiempo, Los Cabos va a empezar a ser borrado de la lista de destinos recomendados para llevar grupos y convenciones. El monopolio del transporte terrestre provocará que todo el esfuerzo de los habitantes de Los Cabos, de los que tienen un comercio, un restaurante, o que prestan un servicio, trabajan artesanías, llevan a los turistas en lanchas o los bajan a bucear, de los inversionistas y de los empleados de cientos de negocios, vean desplomarse el turismo ante la torpeza de una medida que sabe más a sociedades de un autoritarismo rancio que a comunidades con visión de futuro.
Sin duda, para lograr consensos nacionales todavía hay mucho que hacer para lograr cambios de actitudes.
emoctezuma@tvazteca.com.mx
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